entonces me corresponde a mi? … eso crees. No me mires mas, envidia es el nombre correcto para el predador pequeño… predador de aplausos. Me ve, alucina, camina despacio, se detiene observa a su alrededor procurando no hacer sonar mas piedras. Me abraza… cálido olor inolvidable, lo extraño. No hay un antes ni un después … simplemente soy, y se da cuenta, me lo restriega con la mirada lo sabe, lo asegura y no hace nada. Patético el caso pues yo mando las señales según Tales de Psico. Me asecha y pregunto estupidizada… que? No hay un algo solo muchos nada… es intrigante, es misterio curiosiable. La robadora de promesas anota en su libreta el día morboso, sabe que algún día tendrá oportunidad de gritarlo. Se da cuenta… le huye al peligro, siempre dispuesta, siempre sumisa y sin embargo me agrede. La robadora de promesas me quita y me susurra al pelo lo que parece… será cierto. Montones de preguntas volantes respuestas incoherentes y nada es igual.
Sólo ríe... no importa que sea alto o bajo, pero ríe.