Agosto y sus lunas que arden. Tanto que merecer contigo que aún me parece incierto. Hoy yo aquí, en un banquillo de aluminio forjado al tiempo, achatado. Son las 04:14 horas de este 31 de agosto, el monitor suena incesante. Duermes. Te pienso, te imagino, te sueño. Ahora sonrío, no hay mucho que pueda hacer, ya no. Extrañarte es tan dulcemente peligroso, exquisito, seductor. Puntos, comas y más puntos, así mis letras hoy pues trato de ser clara y directa. Sin pretensiones, lo prometo! La decadencia de los sentidos, el aguantarse las ganas hasta no poder. Indagando en las horas que hemos pasado, absorta. Mienteme y dime que no volverás. Volveré a sentir el breve espacio en que no estás. Como adoro el color rojo en tu piel La dulzura con la que te envuelve, brillas. A cabellos delgados y rebeldes que se muestran victoriosos ante cualquier cepillo. Adoro tu sonrisa al responder, no es necesario decir que he llamado solo para eso. Escucharte nerviosa, temblando, con sueño o e
Sólo ríe... no importa que sea alto o bajo, pero ríe.