Cuantas veces he mentido viendo al espejo, recordando aquellas cosas, cuantas? He ido y venido no tanto por placer, aún me falta. Me he enamorado mil veces y otras tantas más. He intentado desenvolver tanto misterio que me esconde. No lo he logrado. Me han dicho mucho, que ya no sé qué significo, ya no me puedo leer frente al espejo, ya no como antes en que yo solía solo ser yo y no tenía tantas grietas, tantas partituras. Hay gente que pasa por esta ventana en donde solo yo puedo ver el exterior. Hay follaje verde y cantos de aves negras, que más da. Voces desconocidas y tan familiares con cruces en el pecho. Mal encarados que me miran de reojo y entonces me pregunto qué hago aquí. Aún no lo sé pero se siente cómodo. Después de todo acostumbrada estoy a la comodidad, a la ergonomia de la vida, a las rutinas. Estoy sentada en una silla partida por la mitad. Mis uñas galopean sobre la pantalla, sobre el teclado. Doy un sorbo de café y escucho la alarma en reversa. La gente a m
Sólo ríe... no importa que sea alto o bajo, pero ríe.