Late fuerte, retumba, explota... expulsa. Rojo mar contenido y el flujo se vuelve turbulento, choca de pared en pared y se desgarran. Pequeñas partes, diminutos he infames cuerpos amorfos apelmazados para curar la herida y entonces duele. Duele y arde al mismo tiempo, se aprisiona el suspiro, el aliento se hunde. No puedes, no puedo. La sensación llega... finas gotas cristalinas y frías que emanan de los poros, es el final. Cierro los ojos... escucho los latidos retumbar ya sin ritmo. He muerto.
Sólo ríe... no importa que sea alto o bajo, pero ríe.